10 REVISTA Esa propensión emocional les hace estar mejor situados a la hora de interactuar. Al expresarse, los futuros líderes emplean más a menudo verbos como ayudar, sentir o com-partir. También hablan de amar, perder o lograr; de aprender, entender o escuchar. No conjugan tanto verbos dominantes como ga-nar, permitir, pagar, significar o parecer -que sí usan los líderes actuales. Palabras como vida, personas, amigo o equipo son más cotidianas para los futuros. Estamos, en suma, ante otro movimiento pen-dular de los muchos que acompañan la histo-ria del liderazgo. Si nos atenemos al estudio, lo relevante es que ahora este movimiento va a ser inusitadamente rápido en todos los países analizados. Es una tendencia general. La sociedad que sale de esta crisis demandará de sus líderes más aliento y muchas menos órdenes. Quizá veamos líderes más vulne-rables pero seguro que también serán más empáticos, cercanos, pasionales, agradecidos y comprometidos. Entre todo un aluvión de incertidumbres, pa-rece que la pandemia ha acelerado el camino hacia ese modelo de gestión más emocional, participativo y eficiente donde, al contrario que hasta ahora, será más importante el “ha-cer” que el “decir”. En este número de UNO encontrarás también la visión de alguno de esos nuevos líderes, miembro de esta genera-ción con causa que ya está transformando dis-tintos sectores. También una entrevista con el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, que define los retos a los que se enfrentan los empresarios. Son tiempos difíciles pero llenos de oportunidades. Como dice Ramón Jáuregui en el artículo que firma en estas páginas ne-cesitamos más que nunca liderazgos sólidos, ejemplares, responsables y sostenibles. Quie-nes antes se adapten a esa nueva realidad, quienes sepan interpretar certeramente los cambios, tendrán garantizado buena parte del futuro y, por tanto, del éxito. Parece que la pandemia ha acelerado el camino hacia ese modelo de gestión más emocional, participativo y eficiente donde, al contrario que hasta ahora, será más importante el “Hacer” que el “Decir”