objetivos, trace la ruta a seguir, y reme en la misma dirección. Sin un auto liderazgo claro, di-fícilmente podremos liderar a los demás. El auto liderazgo requiere método, disciplina, como el atleta que se prepara concienzudamente para unas Olimpiadas. ¿Se imaginan a Rafael Nadal sin esta disciplina forjada a base de tesón? Les invito, por cierto, a escuchar sus palabras tras su último triunfo en Roland Garros, todo un ejemplo de mentalidad positiva y esfuerzo. Porque además el liderazgo no está reñido con la jerarquía y no debe descansar en la figura del “jefe”. De hecho, las organizaciones actuales y futuras estarán promoviendo el liderazgo ho-rizontal e interpersonal entre áreas, clave en equipos multidisciplinares e incluso multicultu-rales y deslocalizados. El liderazgo es influencia, sí, pero también responsabilidad. Pocas veces reflexionamos sobre la segunda, y requiere más madurez para ejercer la influencia. La res-ponsabilidad se muestra asumiendo errores y tomando decisiones. La responsabilidad del líder hoy ha mutado un paso más allá de la influencia para colocarse al lado de palabras con una semántica que se parece más a la capacidad de trascender y a la capacidad de inspirar. Estos conceptos tan ínti-mamente unidos al famoso y archi manipulado propósito, son claves para entender y marcan las relaciones que queremos desarrollar en el sistema de una organización y en nuestra vida personal: 1. Liderazgo trascendente: ya en el año 2008 la revista IESE Insight nos ofrecía un artículo que hablaba sobre el liderazgo centrado en la misión. En el año 2020 hablamos de pro-pósito, pero el espíritu es el mismo. Un tipo de liderazgo que no solo busque una trans-formación interpersonal ofreciendo a los co-laboradores un entorno de trabajo atractivo donde aprender y comprometerse, sino que la influencia supere esas barreras persona- les para apelar a la necesidad de realizar un trabajo por un bien común. Ese propósito compartido, un sentido de “misión” donde cada persona desarrolla en todos los niveles el ownership, a través de un compromiso con el propósito implementado de arriba a abajo; una cooperación que consista en ir más allá de los intereses propios logrando que todos los colaboradores vean la misión de conjunto; y por último, el cambio como continuidad, como exponente, con las competencias y talento para trabajar en pos de ese propósito compartido. 2. Liderazgo inspirador: relacionado íntima-mente con aquellas cualidades poderosas que nos hacen únicos, diferentes y relacio-nadas intrínsecamente por ese charme que nos apela directamente a la emoción, a la necesidad vigorosa de querer estar rodeados de personas que nos energizan y nos retan. Y este tipo de liderazgo es el que podemos re-conocer precisamente en los otros y las otras, donde la jerarquía nada tiene que ver con la influencia, sino con las cualidades poderosas que emergen directamente y se sustentan por sí solas. Ese tipo de personas a las que llamamos mentores. El mundo y las personas estamos ávidos de líderes que trasciendan, mejor aún: que nos muevan, nos evoquen y nos cambien. Comen-cemos por nosotros mismos. La responsabilidad del líder hoy ha mutado un paso más allá de la influencia para colocarse al lado de palabras con una semántica que se parece más a la capacidad de trascender y a la capacidad de inspirar 22 REVISTA