y así tomar decisiones menos sesgadas. Hay algo más, y es la pérdida del sentimiento de pertenencia a un lugar físico concreto. Mu-chos de nosotros nos consideramos nómadas digitales, que podemos desempeñar perfec-tamente nuestro trabajo con un portátil, un smartphone y poco más. De hecho, los equi-pos de personas con los que trabajamos se pueden encontrar distribuidos en diferentes ciudades o incluso países. Desde que abandoné mi labor investigadora para iniciar mi carrera profesional en la em-presa, he vuelto a trabajar en equipo fuera del ámbito docente universitario. Bajo ese punto de vista, para mí un líder es aquella persona que es capaz de sacar, de un equipo, todo el potencial individual de cada integrante y a la vez ser capaz de combinar las habilidades de cada uno de ellos para que los integrantes se complementen, se desarrollen profesio-nalmente y crezcan en un entorno diverso, sin egos. Hay pocas cosas más bonitas en el entorno laboral que ver crecer a alguien profesionalmente, más aún si has podido mentorizarle. Me gustaría pensar que hablar de los nuevos “líderes del futuro” ayudará a abrir mentes y visibilizar que no todos los líderes tienen traje y corbata o son emprendedores de éxito menores de 30 que abandonaron los estudios en Silicon Valley. Hay que mostrar otras caras, otros perfiles, y valorar a aquellos que fomen-tan el aprendizaje en equipo. En estos últimos ocho años me han pasado cosas excepcionales gracias a la mentoriza-ción que he recibido mayoritariamente por mujeres del sector tecnológico y académico. También es este artículo una forma de dar las gracias a todas ellas, por lo que aportan al mundo y por lo que me aportaron a mí particularmente. Tener nuevos referentes que te inspiren y en los que te sientas reflejada como mujer y profesional ayuda mucho a reconocerte a ti misma (con el tiempo) como “líder” cuando gestionas equipos, proyectos o emprendes ideas. Tampoco os voy a mentir, personalmente es un viaje que me ha costado unos 10 años, pero está mereciendo la pena. Sin duda reconocer nuevas líderes ayudará a potenciar el emprendimiento femenino y a eliminar de una vez por todas las desigualda-des de género. Finalmente, para terminar este artículo, es-pero que mi generación sea la encargada de continuar definiendo y mejorando la relación humano-máquina, sin olvidar lo que nos hace humanos. La inferencia y la interpretación hu-manas, combinadas, nos dan las herramientas necesarias para crear, idear e investigar (entre otros). Si a esa ecuación añadimos tecnología e Inteligencia Artificial, tenemos la oportu-nidad en nuestras manos de potenciar un producto, proceso, servicio o incluso áreas de conocimiento completas. Entendamos qué parte se la dejamos a la máquina y cuál nos quedamos nosotros; y después, colaboremos. 44 REVISTA Tenemos la oportunidad en nuestras manos de potenciar un producto, proceso, servicio o incluso áreas de conocimiento completas. Entendamos qué parte se la dejamos a la máquina y cuál nos quedamos nosotros; y después, colaboremos