31 REVISTA En los últimos tiempos vimos emerger marcas definiendo y expresando su propósito en la búsqueda de una nueva conexión con sus audiencias. Sin embargo, el raid de verbali-zar propósito, sin atarlo a transformaciones e impacto, puede traducirse de forma más vertiginosa en pérdida de sentido. Un nuevo activismo determina la agenda de prioridades de la sociedad de una nueva ma-nera. Un activismo que viene de la gente, que se manifiesta de forma renovada, pero que también se observa en las acciones (y reac-ciones) de los gobiernos. Esta dinámica entre activismo de la gente y activismo gubernamen-tal genera tensiones por sobre las tensiones que emergen de la sociedad, tensiones que se viven con ansiedad, de cara a la realidad y por su proyección a futuro. Es una dinámica que cuestiona el horizonte temporal en que se buscan las soluciones, y se traduce en una exigencia para las empresas de acelerar trans-formaciones. Como respuesta a esta nueva realidad, hay algo muy potente que está pasando, algo que nos permite ser optimistas a la hora de pen-sar las soluciones a escala que necesitamos, y que busca responder a los anhelos de los líderes del futuro. En distintos países, y hasta a nivel global, están emergiendo coaliciones de actores múltiples, que se ponen un objetivo común. Coaliciones que buscan transformar la realidad, dejando atrás los temas compe-titivos, que salen de la trampa del “mínimo común denominador” en la que entraron muchas organizaciones empresarias, organi-zaciones que se quedaron en un modelo de gestión del pasado. Es un modelo de trabajo conjunto donde los esfuerzos se alinean para lograr cambios positivos para la sociedad, no para defender el status quo. Es una aproxima-ción distinta a las soluciones, donde se busca ganar influencia social en forma abierta y que se motoriza en un aprendizaje compartido. Es una nueva forma de gestionar intereses, pero incluyendo a la sociedad. El foco que ponen estas coaliciones es diferente. Pueden ser para promover acciones para revertir el cambio climático, para proteger y restaurar la biodi-versidad en nuestros ecosistemas naturales, o para lograr un crecimiento más inclusivo, pero en todas las ocasiones buscan informar a la sociedad sobre el desafío, se plantean abiertas a caminos alternativos de solución, y logran la apropiación por parte de un espectro amplio de actores. Es un modelo que refleja los valores distintivos que caracterizan a los líderes futuros, y los traduce en acción. La irrupción de nuevos líderes es tanto en la sociedad en su conjunto como en las organi-zaciones sociales y empresas en general. Mu-chas empresas, influenciadas por sus nuevos líderes, o por líderes que escuchan y entien-den lo que se plantea en la sociedad, se trans-forman en la búsqueda de una manera mejor de hacer negocios. Muchas de estas empresas son Empresas B, que buscan un triple impacto ambiental, económico y social, pero también hay un grupo de empresas internacionales, de gran tamaño que entendieron el desafío y están trabajando juntas en coaliciones a nivel global generando impactos positivos a escala. Sin duda, la llegada de la nueva generación de líderes es una oportunidad para todos no-sotros, es momento de acción, de esfuerzos compartidos. Hoy todos podemos ser parte y liderar el cambio. Cuanto mejor nos entende-mos, hablamos mejor, y de nuestro diálogo surgen cosas buenas. Ganar perspectiva nos ayuda a encontrar pun-tos de encuentro transformadores.