11 REVISTA ¿Por qué será que en el siglo en el que más se ha escrito y enseñado sobre el liderazgo, tengamos tan pocos líderes, (buenos)? Las librerías de aeropuerto, llenan sus estante-rías de manuales del éxito que concentran sus consejos en el liderazgo. Es normal. Las habilidades necesarias para gestionar equi-pos, para emprender iniciativas, para resolver problemas y crisis, para aunar voluntades, convencer a propios y extraños, enfrentarse a enemigos y fuerzas antagónicas (y vencerlas), obtener lo mejor de la gente que te acompaña y conseguir victorias en tiempos o en situacio-nes difíciles, solo se producen con liderazgos fuertes, auténticos, probados. Hay una expresión mexicana que refleja bien lo contrario al liderazgo: “nadar muertito”. De-jarse llevar por la ola, diríamos nosotros, hacer la plancha extendiendo los brazos y mecerse mansamente por la suavidad de un mar en calma. Pero, claro, el mar está siempre movido por el viento y las tormentas (últimamente perfectas) no permiten esos placeres. Vivimos tiempos difíciles. La competencia es salvaje, el mercado es planetario, la velocidad de todo es endiablada, los cambios tecnológi-cos y sociales son profundos y los paradigmas sobre los que habíamos construido nuestros modelos de vivir y trabajar han desaparecido. Por eso, la primera condición del liderazgo es saber, conocer el mundo que vivimos y circular en él, siendo protagonista de esos cambios, no espectador. Saber que estamos en un cambio de época, no en una época de cambios y que la COVID quizás represente el punto de inflexión y el verdadero comienzo del nuevo siglo. Liderazgo es también la capacidad de com-prender y compartir los sentimientos de la gente. Ser consciente de lo que acontece en la vida de los demás. Muchas de las grandes causas humanas, las que han caracterizado la civilización contemporánea, responden a sen-timientos humanos profundos e irreversibles: la libertad, la justicia, la dignidad, la igualdad, los derechos humanos, etc.. Esos sentimientos siguen vivos en el corazón de las gentes. Todos aspiramos a ello, sufrimos su ausencia, lo que exige al líder la gestión de los sentimientos de quiénes le acompañan y la búsqueda constan-te de su conquista. Liderazgo es decidir. Saber que la cadena de teléfonos y la jerarquía de consultas, acaban en tu despacho. No hay más llamadas, no hay más personas ni reuniones, a las que con-sultar. Toca decidir y elegir entre soluciones imperfectas, llenas de contradicciones y ries-gos. Decidir es calcular, prever escenarios. Ser capaz de intuir cuál será el desenlace de tus LIDERAZGOS EN SOSTENIBLES Ramón Jáuregui Presidente de la Fundación Euroamérica / España Liderazgo es también la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de la gente. Ser consciente de lo que acontece en la vida de los demás TIEMPOS DE CAMBIO